Tengo 63 años. Conocí en 2002 a un señor viudo y en 2004 nos casamos por la iglesia, yo era soltera. Pero una semana antes de la boda, llegó diciéndome que sus hijas no querían que se registrara el matrimonio. Yo no hice caso y todo siguió adelante. Yo tengo los papeles, pasamos unos años bien pero los negocios le fueron mal y tuvo que cerrar. La situación económica le fue fatal y se puso de humor horrible y lo pagaba conmigo, con el mundo y con él mismo. Sus hijos son mayores y están casados.

He estado aguantando y perdonando durante varios años y llegó un día que no pude más. Desde hace 4 años dormimos separados y como su frase es «desde ahora cada uno lo suyo», es decir, que la comida que compraba él para los dos, sólo la compra para él.

Yo estuve cuidando de mi madre y cuando falleció tuve una depresión que todavía arrastro. Este señor me grita, me insulta, se burla de mi depresión y hasta me ha hecho pasar hambre porque el poco dinero que le quedaba de la pensión se lo gastaba en él. Con mi sueldo yo pagaba: la hipoteca, comunidad, agua, luz, gas, teléfono y se suponía que él pagaría la comida para los dos. He llegado a pasar hambre, figúrate de las cosas que me he privado antes; de mi sueldo no podía disponer, estaba todo pillado. Digo estaba porque terminé la hipoteca hace unos meses. He estado viendo a dos abogados y me dicen que haga determinadas cosas pero no estoy fuerte.

Luis, te escucho por Internet. Tus consejos me parecen muy acertados y por eso te mando este correo. Si pudieras decirme qué opinas. Te considero como un buen amigo.

Leyre

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