En España nuestros hijos dedican una media semanal de seis horas y media a hacer deberes en casa, superando en más de una hora la media en la OCDE y, sin embargo, nuestros niños obtienen peores resultados que los vecinos europeos.

¿Quiénes son esos desconocidos que corretean por tu casa con sus mochilas llenas de libros? ¡Son tus hijos! No desperdicies ningún momento para conectar en familia, dentro de poco seremos todos demasiado mayores y, la verdad, los mejores conocimientos no se aprenden solo delante de los libros sino viviendo los valores en familia.

España es el 9º país de los 42 que forman la Unión Europea y Estados Unidos donde mayor porcentaje de niños se sienten presionados por los deberes que tienen que hacer en casa, eso reduce el tiempo de ocio y de conexión en familia.

Después de pasar todo el día fuera de casa, cada uno cumpliendo con sus responsabilidades, llegamos a nuestro hogar y, en general, no nos apetece pensar mucho en qué vamos a hacer de cena porque lo sentimos como una responsabilidad más, pero, amigos, esto es un gran error. Los momentos que dedicamos a preparar la cena y reunirnos juntos, alrededor de la mesa, conforman la oportunidad perfecta para reconectar como familia y transmitir valores importantes para nosotros como la comunicación y la interiorización de responsabilidades familiares como el protocolo de poner la mesa, lo importante de recogerla o dejarlo todo a punto para el desayuno.

DISFRUTAR LA CENA EN FAMILIA

  1. Contar historias

Convierte el tiempo de la cena en un espacio de comunicación familiar. Es un buen momento para que tus hijos conozcan historias y anécdotas de vuestra vida, de cuando eráis pequeños como ellos o de lo que queréis conseguir en un futuro, así sentirán un vínculo mayor ya que, al conoceros más profundamente, estarán más unidos a vosotros, vuestros gustos y deseos.

  1. Poneros al día

¿Qué habéis hecho durante la jornada? Tendemos a pedir que los niños nos comuniquen su día a día con todo lujo de detalles, convirtiendo estos momentos en monólogos aburridos y pesados porque “mamá, es que he hecho muchas cosas”. Si compartís vuestro día a día de manera bidireccional la relación será mucho más fluida y favorecerá que los pequeños se comuniquen con naturalidad cuando lo necesiten. Frases del estilo “Pues yo hoy he ido a tomar un café con mi compañero Juan en nuestro recreo, ¿tú con quién has jugado en el tuyo?” son mucho más efectivas que “¿Con quién has jugado hoy?”.

  1. Fuera móviles

Parece obvio pero pecamos de no ‘desconectarnos digitalmente’ mucho más de lo que pensamos. Si queremos generar un buen marco de comunicación, los móviles, la tele o la radio deben permanecer apagados o fuera de nuestro alcance para que no interfieran en los momentos de la familia.

SOBREMESA

Inventaros algo divertido hacia el final de la cena. Una ronda de chistes o jugar a las palabras encadenadas nos permitirán crear un ambiente ameno y relajado que propiciará un sueño tranquilo y reparador.

RECOGER LA MESA

Los niños ya saben que su responsabilidad principal es la escuela (y todos los deberes que en ella les exigen) pero no debemos dejar que piensen que eso es todo. Nosotros hacemos la compra, pagamos facturas, limpiamos la casa… y aunque pedirles esto mismo a ellos es un sinsentido, sí podemos dejar que asuman otras responsabilidades con nosotros como, por ejemplo, recoger la mesa tras la cena. Uno quita los platos sucios, otro guardan lo limpio en los muebles, y mientras papá recoge las migas, ¡mamá saca la fruta de la nevera!

Y para terminar una cena redonda una ración de besos ¡y a la cama!

 

Fuente: Revista “Ser Padres”.

Dejar un comentario

Start typing and press Enter to search